Amig@s aquí les publico la entrevista que el faro, le hizo a los 4 Magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, leanla y diganme si en comparación al discurso del flamante coordinador general "Medardo", quien se ve que esta siendo más sensato en lo piensa y hace:
Escuché al magistrado Ulices del Dios Guzmán decir que ustedes están equivocados al incluirse dentro de estos tribunales que menciona el artículo 185, ese que sustenta declarar inaplicable algunas leyes.
FM: La Constitución no hace distinción a qué tribunales se refiere. Dice: “corresponde a los tribunales”. Se refiere a cualquier tribunal que pertenece al Órgano Judicial, pero si usamos el sentido común, la razón –que son compañeras fieles a la interpretación de las leyes de la Constitución y deducimos de la misma Constitución- que si la Sala Constitucional tiene el poder constitucional, porque así se lo otorga la Carta Magna declara inconstitucional una ley con efectos generales para todos, con mayor razón, los jueces constitucionales van a tener la capacidad constitucional de no aplicar un artículo o un decreto en un caso concreto. Es una cuestión de razonabilidad. Además, de la lectura integra o literal del texto del artículo 185.
SB: Tengo que disculparme, pero tengo otro compromiso. Yo firmo todo lo que dicen mis compañeros… ja, Ja, Ja
Je, je, un cheque en blanco les está firmando. Pero sigamos.
BJ: Yo creo que todas estas discusiones que se están dando obedecen a la discusión de hasta dónde llega el control constitucional que puede hacer la Sala. Aquí en el país se ha estado acostumbrado a otra cosa. Por supuesto, nosotros no participamos en política partidaria, pero las sentencias que nosotros pronunciamos sí pueden tener un efecto político. Y de hecho sí lo tiene. Eso no quiere decir que nosotros estemos -al pronunciar nuestra sentencia- tratando de privilegiar a una o a otra orientación política. Simplemente tratamos de hacer una mejor interpretación de la Constitución y con base eneso resolvemos. La Sala de lo Constitucional tiene un poder tan grande que puede paralizar cualquier proyecto del gobierno, si ese proyecto es violativo de la Constitución y alguien viene a reclamarnos, pues lo sentimos mucho, pero hasta ahí llega el poder de la Sala y no hay en el país ningún organismo estatal que se escape al control de la Constitución. Ya lo decía Florentín, lo decía también Sidney, en el caso por ejemplo del Tribunal Supremo Electoral. Claro, ellos tienen competencia exclusiva en materia electoral, pero si a través de decisiones de ellos, o a través de legislación electoral se están violando los derechos individuales del ciudadano, derechos económicos, políticos, lo que sea, la misma Constitución nos faculta para intervenir en eso.
¿Y usted sí cree que a veces hay una intención de burlar lo que dice el texto constitucional deliberadamente?
BJ: No quisiera calificar o hacer un juicio de valor de las conductas de otros actores. Lo que sí le puedo decir es que muchas veces se privilegia un interés en particular. Aquí, yo creo que eso lo saben ustedes mejor que nosotros. Cuando están de por medio los intereses del país y los intereses particulares, no quiero calificar de qué sujeto, privilegian los particulares y hacen a un lado los intereses del país. Nosotros no estamos en eso.
RG: Me da la impresión de que en nuestro país hemos tenido un parlamentarismo poco desarrollado –no estoy diciendo primitivo-, que no ha llegado a ese nivel de desarrollo para que junto a la Constitución y la jurisprudencia constitucional sea un dato a tomar en cuenta junto a otros al momento de tomar una decisión. Es tan simple como: “tenemos los votos, ahí va la ley”. Y ya se tiene arreglado en el Ejecutivo que se va a sancionar. Ahí va la ley. Y después con razón se dan las muestras de sorpresa cuando se declara inconstitucional. Y uno dice: “Bueno, ¿revisaron la jurisprudencia constitucional o qué?”
Está claro que hay un entrampamiento. La Asamblea dice una cosa, ustedes dicen otra, y entonces esto como que no tiene salida. ¿Tiene salida?
FM: Por supuesto que tiene salida.
¿La Fuerza Armada?
FM: No, no, nada que ver el uso de la violencia. Aquí tiene que imperar la razón, tiene que imperar el compromiso con el país, el acatamiento de la Constitución fundamentalmente. Mira, claro que esto pasa por un proceso de entendimiento de las reglas que hacen funcionar a este país. Y para mí que no es un entrampamiento.
¿Qué es?
FM: Nosotros seguimos funcionando. Si estuviéramos entrampados no pudiéramos seguir produciendo más sentencias en la Sala de lo Constitucional.
No publicaron una sentencia en el Diario Oficial.
FM: Bueno, no importa, independientemente de un acto ilegal como este o inconstitucional como el del señor director del Diario Oficial que no acata una orden de un tribunal, y que no es cualquier tribunal, es el tribunal encargado de defender la Constitución y de defender los derechos de los salvadoreños y de defender el estado de derecho.
El punto es cuando ya no les hacen caso. Cuando ya las sentencias no tienen…
FM: Perdón, por aclaración, las sentencias de los tribunales, en el caso de la Sala de lo Constitucional, produce efectos jurídicos desde el momento en que son proclamadas y notificadas. Y las notificaciones no dependen de las formas en como las partes quieren que se les notifique. Depende de las reglas constitucionales y legales vigentes en todos los procesos judiciales. La Asamblea Legislativa, por ejemplo, en algunos casos ha dicho: “No nos damos por notificados” y alguna vez dijeron que la notificación se concretizaba hasta que los 84 diputados fueron notificados en el pleno de la Asamblea Legislativa. De igual manera, ahora, un funcionario administrativo, ya no un legislador, se quiere resistir a cumplir los efectos de una sentencia. Eso es parte del desconocimiento de las reglas que operan el incipiente estado de derecho que tenemos en este país: ni los legisladores, ni los empleados o funcionarios administrativos, ni el presidente de la República –ni el presidente de la República— tienen facultades constitucionales para desatender, ignorar, o interpretar a su manera, las sentencias que provienen de los tribunales de justicia del país. Las sentencias nuestras producen efectos jurídicos desde el momento en que las firmamos y en que son notificadas a las partes en los lugares donde, según la ley, se les tiene que notificar. A la Asamblea Legislativa se le notifica…
Si hay resistencia en un colegio eminentemente partidario como es la Asamblea Legislativa, ¿por qué no la va a haber también en el Tribunal Supremo Electoral, que también es eminentemente partidario?
BJ: Yo esperaría que al final prive la sensatez.¿Cómo cree que va a terminar esta tensión, presidente?
¿Cómo se expresaría esa sensatez en hechos?
BJ: que todos cumplamos las reglas del juego, eso sería lo sensato, que todos cumplamos las reglas del juego, que el Ejecutivo haga lo propio y que el Legislativo haga lo propio, y que nosotros sigamos pronunciando las sentencias que nos toca pronunciar. No tenemos ninguna agenda escondida. La agenda nuestra es la agenda que los ciudadanos establecen a través de las demandas que presentan.
Ahora, lo que usted está diciendo es justo lo que dicen los diputados, que ustedes cumplan las reglas del juego.
BJ: Pues sí, pero ¿cuáles son las reglas que hemos violado nosotros?
Es el punto, ¿verdad?
BJ: Pues sí. ¿Pero cuáles son las reglas del juego?
Ante la opinión pública, hay un Órgano del Estado que dice una cosa, y otro que dice lo contrario. ¿Quién tiene la razón? Lo que hace falta aquí es un árbitro.
RG: Algunas voces sensatas, no de esta gente que tienen las ansiedades electorales de las que hablaba Sidney, han hablado de diálogo. Hombre, el diálogo fue capaz de terminar una guerra, ninguno de nosotros debería tenerle temor al diálogo, incluso dejando de lado cuestiones puramente de voluntad.
¿Ustedes están atrincherados?
RG: No. Se lee como que hay un atrincheramiento en el sentido de que para nosotros no hay una violación a la autonomía de la Asamblea con nuestras sentencias y la Asamblea considera que sí la hay.
¿Ustedes consideran que los diputados están atrincherados en su posición?
RG: Cuando la Asamblea nos dice que su materia exclusiva que es el ámbito electoral y que nosotros lo estamos invadiendo, nosotros le explicamos que no y una semana después nos dicen que estamos en rebeldía, en desacato, que ya no emitamos más sentencias, podría verse así. Claro, estamos hablando los dos Órganos interesados. Yo creo que una forma muy sensata es el diálogo, pero yo prefiero reuniones más esporádicas y más productivas que reuniones sociales y por eso hemos dicho el tema de agenda. Los dos presidentes de los Órganos se están reuniendo y el tema es una definición de una agenda, de qué cosas sí se pueden hablar y de qué cosas no se pueden hablar.
Esa reunión que tuvieron y después de la cual el presidente de la Asamblea y usted, presidente de la Corte Suprema, dieron declaraciones, ¿fue productiva?
BJ: Yo pienso que sí, porque de algún modo sirvió sobre todo en el caso de los señores diputados para que se desahogaran, pero ya lo decían acá los compañeros, esas reuniones no implican negociar sentencias. Si ese fue el sentido, pues se equivocaron. Nosotros nunca nos vamos a reunir para estar negociando sentencias. Algunos piensan instrumentalizar o creen que pueden instrumentalizar a la Sala de lo Constitucional y el ejemplo clarísimo fue que nosotros habíamos dado declaraciones que en el momento que se sabe lo del 743 no había en los archivos acá de la Sala de lo Constitucional ninguna demanda pendiente del sobre la Ley de Amnistía. Pero, ¿qué pasó? Un día o dos días después viene alguien que en vez de resolver el problema viene a hacerlo más grande y presenta una demanda de inconstitucionalidad sobre esa ley. Para mí hubo un partido político que andaba ahí y esa es una forma perversa de tratar de agravarnos los problemas.
El presidente Funes también hizo eco de algo que él mismo, en un comunicado, citó como un rumor. Dijo que ustedes tenían ya unos compromisos asumidos con el partido Arena.
BJ: A mí eso es de las cosas que me entristecen porque creo que un primer mandatario, un Presidente de la República, no debe basar sus afirmaciones en rumores y mucho menos dar declaraciones que pudieran ser ofensivas para miembros de otros Órganos del Estado. Nosotros inmediatamente después de eso sacamos una aclaración en el periódico, pidiéndole que rectificara. Parece que es un poquito sordo o que no ha oído ese pedido nuestro de rectificar. Nosotros no tenemos ningún problema en rectificar cuando nos hemos equivocado. Pero que nos vengan a decir: "Miren, es que como yo oí un rumor de que ustedes iban a hacer tal cosa por eso estoy haciendo eso", ¡hombre!, a mí me parece falta de seriedad del funcionario que hace eso porque un funcionario público no puede estar basando sus decisiones en rumores o en chambres. Creo que no es propio de un Presidente de la República.
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