domingo, 9 de agosto de 2009

Hiroshima y Nagasaki, crimen de lesa humanidad

Por Roberto Ortiz del Toro
/ sábado 08 de agosto de 2009/ roberto@radioangulo.icrt.cu



Hiroshima
(Ago. 08) Han transcurrido 64 años desde que el gobierno de los Estados Unidos de América lanzara sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki las bombas atómicas al finalizar la Segunda Guerra Mundial, como demostración de su poderío militar para someter a Japón e intimidar a la entonces Unión Soviética.
El seis de agosto de 1945, sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, fue lanzada la bomba atómica Little Boy, como una demostración de fuerza y poderío, acción que provocó la muerte de unas 140 mil personas.

El nueve de agosto, tres días después, era arrojada sobre Nagasaki otra bomba nuclear de mayor poder, denominada Fat Man, aunque debido a la topografía del terreno causó una cifra menor de víctimas, alrededor de 80 mil entre muertos y heridos.

Esos fueron los saldos iniciales de la masacre, pero las generaciones posteriores sufrieron también las consecuencias de ambos bombardeos, debido a los efectos de la radioactividad, y la aparición de enfermedades derivadas de esas explosiones nucleares.

Con esa demostración de poderío Estados Unidos logró su objetivo de someter a Japón al lograr su rendición, y con ello dar por concluida la Segunda Guerra Mundial.

A partir de entonces la carrera armamentista ha tenido un desarrollo arrollador, siempre con los EE.UU. como gendarme internacional en busca de materializar sus afanes expansionistas y establecer sus designios en todos los confines del universo.

Aunque el poder destructivo de las bombas empleadas en Hiroshima y Nagasaki causaron una gran destrucción las armas nucleares existentes en la actualidad superan con creces el alcance y poderío de aquellas, y serían suficientes para destruir al planeta y con ello la existencia humana.

Es por ello que al recordar a las víctimas de Hiroshima y Nagasaki, se impone un llamado a la paz mundial, a detener la carrera armamentista, promover la coexistencia pacífica entre todos los países del mundo, y luchar porque lo acontecido en agosto de 1945, sea solo una pesadilla irrepetible.

Tomado de
http://www.radioangulo.cu

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